EL INDIO Y EL TIGRE


Esta leyenda es copia fiel de las traducciones literales de los originales araucanos publicados por Lehmann-Nitsche, y en las cuales se ha conservado, ex profeso, la pintoresca fraseología indígena.

“Decimos nosotros los indios que el tigre es dueño de la tierra. No hace daño cuando no lo ofenden. Cuando lo quieren para enemigo, él sabe, y carga rencor con su enemigo, para matarlo. Entre nosotros está reconocido que no hace mal el tigre cuando no lo ofenden. Pero a su enemigo no lo perdona jamás. Basta que sea de la familia de su enemigo, no lo perdona. Él sabe cuál es su enemigo y cuál no. Cuando los indios encuentran al tigre, se invitan para matarlo. Luego se van; pero el tigre ya sabe cuál fue el que le deseaba la muerte. Entonces lo encuentran, allá, y lo convida a pelear su enemigo. Y él salta sobre su enemigo. Al que no es su enemigo no le hace nada.

“Una vez fue cautivado un hombre por los cristianos. Y se escapó. Este hombre anduvo mucho tiempo solo en los grandes desiertos. Faltaba casi nada para que muriese de hambre.

Una vez encontró al tigre. Entonces este pobre hombre creyó ser devorado por el tigre, cuando lo encontró. Tembló de miedo. Se arrodilló, dicen, para rogar a Dios y al tigre. Jamujaba la oreja el tigre. Entonces se puso cerca de él, que lloraba. Siguió la marcha este hombre. No le hizo nada el tigre. El tigre iba detrás de él. Un rato después se adelantó y se perdió de la vista del compañero. Más allá encontró avestruces. Enseguida cazó uno. Entonces volvió atrás para encontrar a su compañero, que estaba casi muerto de hambre. Apenas podía ya caminar a pie. Entonces este hombre, sabiendo que el tigre no le haría nada, tuvo ánimo. Emprendió de nuevo el camino. Y vio la boca del tigre manchada de sangre. Entonces lo siguió. Cuando iba llegando vio el hombre al avestruz. Entonces bebió la sangre del avestruz. Así escapó este hombre de morirse de hambre, por la ayuda del tigre. Así lo acompañó muchísimos días. Cuando encontró gente el hombre, dicen que fue cuando se apartó de su compañero. De ese modo pudo llegar a su tierra y a su antiguo alojamiento.”


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