No me olvides


En la mañana del mundo envió Dios un ángel con un mensaje para cierto santo varón que habitaba en un desierto de Persia. Al cruzar el divino mensajero el espacio vio a una encantadora joven persa que, sentada al lado de un manantial, entretejía sus hermosos cabellos con no-me-olvides.

Enamorado de ella el ángel, descendió, le declaró su amor y por largo tiempo vivieron juntos llenos de felicidad. Sin embargo, un día se acordó el ángel de que no había llevado su mensaje, y pesaroso y arrepentido volvió al cielo en demanda de perdón por su falta, mas las puertas del paraíso estaban cerradas. Ante ellas quedóse lloroso y acongojado el ángel hasta que el arcángel Gabriel se le apareció y le dijo: -Es orden de Dios quo antes de traer al Cielo una hija de la Tierra, has de poblar el suelo de hijos del Cielo.

No comprendiendo el ángel lo que esto quería decir, pidió a su esposa una explicación de ello.

-Sí -le dijo ésta, tomando unas flores de sus cabellos-. Estas preciosas flores azules nomeolvides, son hijas del Cielo.

Ambos cogidos de la mano, erraron por el mundo plantando nomeolvides por doquier, y terminada su tarea, tomó el ángel a su esposa en los brazos y con ella voló al Cielo.


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