Las ondas sísmicas han radiografiado el centro de la Tierra


Podemos ver qué hay en el interior de una botella de vidrio, porque este material es transparente y deja pasar los rayos que permiten la visión. No podemos ver a simple vista, en cambio, el interior de nuestro cuerpo-Pero gracias a los rayos X, que tienen la propiedad de atravesar con mayor facilidad los materiales que son opacos a nuestra vista, podemos ver en una pantalla adecuada la sombra de los huesos y demás órganos internos.

¿No se podría, pues, sacar una radiografía a la Tierra en su conjunto? Esta pretensión es absurda, pues si bien los rayos X atraviesan fácilmente ciertos materiales, como la madera y la carne, en cambio apenas pueden atravesar delgadas capas de rocas o metales. Entonces, ¿por qué hablamos de una radiografía del centro de la Tierra?

Lo decimos en sentido figurado. Aquí no se trata de rayos X producidos artificialmente, sino de las ondas que recorren las capas terrestres, en forma natural, en ocasión de los terremotos y demás movimientos sísmicos que la sacuden.

Algunas ondas sísmicas se propagan velozmente por la superficie terrestre; otras lo hacen a través de las capas más profundas. Cuando esas ondas son muy intensas, pueden producir terribles destrozos; en cambio, cuando son muy débiles, ni siquiera las percibimos, pero sí las captan y las registran ciertos instrumentos llamados sismógrafos.

Estudiando los registros que dejan los sismógrafos situados en todas partes del mundo, se pueden tener evidencias muy claras acerca de las capas que atraviesan las ondas sísmicas originadas en un determinado lugar. Por ejemplo, las ondas sísmicas no atraviesan con facilidad la parte central de nuestro planeta, y son desviadas hacia afuera- Los sismógrafos situados en la parte opuesta al lugar en que se produce un terremoto, no alcanzan a registrar ciertas ondas. Por medio de cálculos basados en los registros que toman los sismógrafos distribuidos en los observatorios de todo el mundo, se puede averiguar cómo está constituido el interior terrestre. Así se llega a saber que nuestra esfera está formada por una capa rocosa relativamente delgada, en estado sólido, constituida por materiales livianos; luego viene una gruesa capa plástica, que se hace cada vez más pastosa con la profundidad, y que ¡lega hasta la mitad del radio terrestre; finalmente se halla un núcleo rígido, sometido a altas presiones y temperaturas, constituido por hierro y níquel en estado de fusión.