Cómo se distribuyen los materiales de que está formada la Tierra


Dejando de lado la muy delgada cascara que forman las capas sedimentarias y la tierra vegetal, se puede decir que la Tierra está formada por tres capas principales. Los materiales más pesados se disponen en la región central y los más livianos en la superficie. Tal como lo hemos explicado, esta separación de los materiales según sus densidades se produjo en los orígenes de nuestro planeta, cuando se hallaba en estado fluido.

La capa superior o corteza de la Tierra está formada por granito y basalto. Tiene apenas una profundidad de unos 70 kilómetros y es relativamente delgada si se tiene en cuenta que la distancia al centro de la Tierra es, como ya dijimos, de unos 6.300 kilómetros. Las rocas que componen esta corteza pertenecen a dos clases muy distintas y están fuertemente soldadas entre sí.

Por debajo de la corteza se encuentra una gruesa capa de basalto en estado plástico o semilíquido, que tiene unos 300 kilómetros de profundidad, y forma el lecho volcánico que se halla a alta temperatura. Sobre él flotan las masas de granito que constituyen los continentes.

El material que arrojan los volcanes en sus erupciones proviene de esta capa plástica de basalto. Cuando una grieta profunda se produce en la corteza sólida de la Tierra, la masa basáltica, fuertemente comprimida debido a la profundidad a que se halla, empieza a elevarse lentamente por el camino que se le ofrece hacia el exterior. Así es cómo sale por los cráteres volcánicos, en forma de ininterrumpida corriente de lava.

Por último, la parte central de nuestro planeta se compone de hierro y níquel. Este núcleo es comprimido, más rígido que el acero. Pero ocupa aproximadamente un octavo del volumen total y está sometido a altas temperaturas y grandes presiones, que le confieren propiedades muy particulares. Si toda la Tierra estuviera constituida por materiales análogos a los de la superficie, tendría una densidad considerablemente menor que la que posee. Es, pues, ese pesado núcleo de hierro y níquel el causante, en su mayor parte, del conocido valor de la densidad de la Tierra, que es sólo 5,5 veces la densidad característica del agua.

El estudio de los terremotos y temblores, además, llevó a los científicos al convencimiento de que el núcleo terrestre está constituido por hierro y níquel fuertemente comprimidos: ¡a más de 2.000 toneladas por centímetro cuadrado!