Nefasto como el juicio de Paris


Hera, Afrodita y Minerva pretendían para sí la manzana que, con las palabras “A la más bella”, había arrojado Discordia en la mesa, en el banquete de esponsales de Tetis y Peleo. Zeus designó arbitro a Paris, príncipe troyano, quien fue sobornado por Afrodita, con la promesa de entregarle la mujer más bella del mundo. Hera y Atenea juraron a Paris y los suyos inextinguible rencor. Helena, esposa de Menelao, fue la mujer elegida por Paris, cuyo rapto, al que ayudó Afrodita, desencadenó la guerra de Troya. Hera y Atenea tomaron partido por los griegos y no cejaron hasta que Troya fue destruida y muertos Paris y los suyos. Significa esta locución la imposibilidad de pronunciar juicios que conformen por igual a todos los litigantes.


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