La palanca de Arquímedes


Hierón II, rey de Siracusa, había encargado al célebre sabio importantes y difíciles empresas, entre ellas la de levantar un barco encallado perteneciente a Tolomeo Soter, y se dice que al escuchar los elogios que el rey le tributaba por el éxito alcanzado, Arquímedes exclamó: “¡Dadme un punto de apoyo y levantaré el mundo!” La locución se cita hoy para demostrar el valor de los puntos básicos de cualquier doctrina o teoría.


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