Interminable como la labor de Penélope


Debiendo el rey de Itaca, Odiseo, también llamado U lisos, concurrir a la guerra de Troya, encargó el gobierno a su esposa Penélope; mas como se prolongara demasiado la ausencia del monarca, los próceres aconsejaron a Penélope que, de entre ellos, eligiera para esposo y rey a aquel que fuera de su agrado.

La firmeza del amor que sentía por su esposo sugirió a Penélope originalísimo medio para soslayar el compromiso, pues contestó a los pretendientes que había decidido confeccionar un manto que ofrecería a Ulises si al terminarlo hubiese regresado a la patria o lo concedería de presente a su segundo esposo.

Resignáronse los pretendientes a lo que consideraron pueril capricho de mujer y ella esperó tranquila el regreso del amado ausente, deshaciendo de noche la labor que durante el día realizaba, y de tal manera transcurrieron los años que faltaban para e! regreso del héroe.

“Interminable como la labor de Penélope”, se dice de las obras que nunca hallan fin por propio deseo de su autor.


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