TODO ES SEGÚN EL COLOR


Es tanto más difícil evidenciar los hechos ocurridos o reconstruirlos exactamente, cuanto mayor es el número de personas que han intervenido en ellos, ya que cada una posee un trozo determinado de la verdad y se inclina a juzgar el todo por la parte que de él conoce.

Veamos, si no, lo acontecido a cuatro ciegos que quisieron saber cómo era un elefante, basándose en sus propias observaciones.

El primero que tocó al animal lo hizo en una pata y, juzgando por lo que aquel contacto le dio a entender, se explicó así:

-Sin duda alguna el elefante es como una columna.

El segundo, tras palparle la trompa, replicó con seguridad:

-Eso no es verdad; el elefante es como una soga gruesa.

Se acercó el tercero y, tentándole la barriga, exclamó airado:

-¡Los dos estáis equivocados; es, exactamente, como un tonel!

Se aproximó el cuarto y, luego de tocarle una oreja, dijo:

-Vosotros no sabéis nada, el elefante es como un aventador.

Tan encontradas opiniones, sostenidas con ardor por cada uno de los ciegos, provocaron una agria discusión sobre la figura del elefante.

Ya estaban para irse a las manos cuando un transeúnte que por allí pasaba, viéndolos reñir, les preguntó qué les ocurría. Los ciegos le contaron el caso, y le pidieron que zanjara la cuestión diciendo quién de los cuatro tenía razón. El hombre, entonces, les explicó: -Ninguno de vosotros ha visto al animal. El elefante no es como una columna: sus patas son como columnas; no es como una soga gruesa: su trompa es como una soga gruesa; no es como un tonel: su barriga es como un tonel; no es como un aventador: sus orejas son como aventadores. El elefante es como la combinación de todo eso. Ninguno estaba en la verdad; sin embargo la verdad existía y cada uno de vosotros poseía una parte de ella, eran verdades parciales mas no la verdad total. ¡Reconciliaos!

Esto mismo suele ocurrir diariamente con muchos hombres que, aunque no están ciegos físicamente, cierran los ojos del entendimiento a la razón, y luchan y se matan por los errores y engaños que encierran las “pequeñas verdades”, privándose de ver, palpar é interpretar la “gran verdad”.


Pagina anterior: ECONOMíA - Eusebio Blasco
Pagina siguiente: JUEGO DE PALABRAS