El hombre y la culebra



Movido a piedad un honrado campesino, acogió en su casa una culebra, a la que cuidó y mantuvo durante los fríos y las heladas del invierno. Llegó el verano y, reanimándose el reptil con el calor, intentó dañar al bondadoso hombre, quien, al ver tanta ingratitud, le dijo que se fuera de la casa. Al oír esto, la culebra, todavía trató de morderle.

Cuanto mayores beneficios reciben los ingratos, tanto más intentan perjudicar, a sus bienhechores.


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