El gato y los ratones


Eran muchos los ratones que cazaba cierto gato; pero, al fin, más advertidos aquéllos, determinaron no bajar de los sitios altos y estarse siempre donde no pudiese alcanzarlos su incansable enemigo. No desmayó por esto el gato, sino que, fingiéndose muerto, se colgó por los pies de un madero que había en la pared. “Es inútil que hagas el mortecino, le dijo un ratón asomándose por un agujero, porque conozco tus mañas en términos que no pienso moverme de aquí.”

El varón prudente podrá ser engañado una vez, porque luego no fiará más en falsas palabras.


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