La gran tinaja de agua


Un chiquillo llamado Kvvang, que era muy inteligente, porque siempre prestaba atención a sus lecciones, esforzándose en comprender todo lo que observaba, hallábase jugando con varios camaradas, cuando uno de ellos se cayó en una tinaja de barro llena de agua. La tinaja era muy grande y ninguno de los niños podía alcanzar a su compañero, que seguramente habría perecido ahogado a no ser por la penetración del pequeño Kwang. Éste se daba cuenta de que, quien intentara salvar al caído, por la boca de la tinaja, no sólo fracasaría en su intento, sino que muy probablemente caería también en ella. Por esto, cogió del suelo una gran piedra que lanzó con toda su fuerza contra la tinaja, y al romperse ésta, se escapó el agua rápidamente y quedó a salvo el pobre pequeñuelo.


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