El misterioso fuego que aparece en los mástiles de los barcos


Si en dicho cuerpo en forma de pera la punta se va haciendo más aguda, la electricidad se acumula allí cada vez más. Llega un momento, si la punta es muy aguda, en que las cargas acumuladas allí son tantas, que pasan al aire que rodea a la punta; las partículas gaseosas adquieren así cargas, y, como tienen la misma carga que las del conductor, son violentamente repelidas, produciéndose !o que se llama un viento eléctrico, que es capaz de llegar a apagar una vela. Desgraciadamente, para llegar a obtener una carga suficientemente grande como para provocar un viento eléctrico perceptible, se necesita que en la experiencia se use lo que se llama una máquina electrostática, es decir, un aparato más o menos complicado capaz de producir grandes cantidades de cargas eléctricas. Por eso esta experiencia no puede realizarse en casa, como las anteriores. Pero este poder de las puntas puede comprobarse con una experiencia muy sencilla. Un electroscopio cargado se descarga después de cierto tiempo debido a que el aire húmedo es relativamente conductor. Pero la descarga de un electroscopio puede ser muchísimo más rápida, si colocamos un chivo con la punta hacia arriba en la esferita del electroscopio. La electricidad del aparato se acumula en la punta del clavo y se escapa hacia el aire.

Los historiadores de la antigüedad citan en sus escritos un fenómeno curioso, que en aquel tiempo parecía cosa de fantasmas: en la oscuridad de la noche, y en los días muy secos, se veía una extraña luminosidad que salía de la punta de las lanzas de los soldados. Sin embargo, no hay en esto nada de magia; durante las marchas, los soldados iban adquiriendo electricidad por el frotamiento de los pies contra el camino. Poco a poco, de imperceptible manera, las cargas así adquiridas se iban acumulando en el cuerpo, y cuando eran demasiado abundantes se escapaban por la punta de las lanzas. Una explicación semejante es la de los famosos fuegos de San Telmo, que suelen observarse en los mástiles de los barcos y que de noche les dan un impresionante aspecto con aquellas luces.