Cómo se pueden medir distancias por medio del eco


El eco es un fenómeno simpático, grato; siempre nos sorprende y nos divierte cuando se produce. Sabemos bien que consiste en la reflexión de las ondas sonoras al chocar contra una pared, una montaña, etc. Eso no impide que cada vez que lo oímos nos parezca un fenómeno admirable.

Efectivamente, así como, cuando arrojamos una pelota contra una pared, rebota y vuelve hacia nosotros después del choque, de igual manera los sonidos, al chocar contra la superficie de algún cuerpo duro, rebotan y vuelven al punto de partida, originando lo que nosotros conocemos con el nombre de eco. Los sonidos, pues, se desplazan por el espacio con cierta velocidad, y tardan por lo tanto algún tiempo en propagarse de un punto a otro. Por esta razón el eco se oye unos segundos después de haberse emitido el sonido. Es evidente entonces que cuanto más lejos se halle el obstáculo, o el cuerpo que produce la reflexión, mayor será el tiempo que tardará el eco en llegar a nuestro oído. Quiere decir, entonces, que si nosotros medimos el tiempo que tarda en llegarnos el eco, desde que hemos producido el sonido, podremos saber a qué distancia se halla el cuerpo que causó la reflexión. Quizá nos parezca que esta manera de medir distancias carece de utilidad práctica: sin embargo, estemos seguros de que no es así.

Antiguamente, cuando se quería medir la profundidad del mar, se hacía descender un peso atado a una cuerda. El trabajo que costaría medir por este método la profundidad del océano.' Desde el año 1.929, la ciencia brindó a los marinos un rápido y sencillo método: el sondeo mediante el sonido, que consistió en golpear el fondo de un barco con un martillo pesado y escuchar, mediante auriculares apropiados, el eco producido en el fondo del mar. Con este método se sondaron casi todos los mares, lo cual prueba la utilidad que a veces pueden brindarnos los fenómenos más sencillos, más comunes.
Los ecos sonoros también fueron muy útiles en la guerra, ya desde antes de conocerse el radar, y precisamente también como arma de defensa. Las ondas ultra-sonoras, o sea sonidos de frecuencia elevada, se utilizaron en los barcos para descubrir esos temibles enemigos ocultos bajo tas aguas del mar: los submarinos. El aparato de detección con ondas sonoras se conoce con el nombre de sonar.