La múltiple y gran importancia del oxígeno puro en estado gaseoso


Cuando algunas veces se quema algo muy lentamente, puede ser que no notemos producción alguna de calor; pero si observamos con mucha atención, hallaremos que efectivamente se produce. Por ejemplo, cuando el hierro cría herrumbre se dice que su superficie se quema u oxida, esto es, se combina con oxígeno, y si efectivamente examinamos con todo cuidado el hierro en tal estado, hallamos en él un aumento de calor que no sufren las otras partes no oxidadas.

Es tan importante el proceso de la combustión, o de juntar oxígeno a algo, y el proceso contrario de separar oxígeno de algo con lo que está combinado, que hay nombres especiales para cada uno de estos procesos. Cuando algo se quema o combina con oxígeno, decimos que se oxida, y el proceso se llama oxidación. En el caso contrario, cuando se separa el oxígeno de algún compuesto, de modo que quede sola la sustancia con la cual estaba combinado, decimos que la sustancia se ha reducido, y el proceso es llamado reducción.

Para muchos fines necesitamos hoy usar oxígeno puro en vez de aire, pues la combustión se verifica mucho más aprisa, como es natural, y así, cuando se desea obtener en una combustión una temperatura muy alta, usamos oxígeno puro en lugar de aire. Un ejemplo de ello lo tenemos en la soldadura de metales al valer-nos de un aparato denominado soplete oxhídrico, cuya llama se alimenta con hidrógeno y oxígeno procedentes de dos cilindros de acero. Para soldar dos metales, o dos trozos de un mismo metal, es necesario calentarlos hasta que se fundan las partes por donde van a soldarse; por lo tanto, hay que calentarlos intensamente, lo que se consigue haciendo arder el gas hidrógeno en atmósfera de oxígeno.