Algunos monumentos notables del gótico francés


Las órdenes religiosas participaron, durante el desarrollo del estilo gótico, en sus realizaciones. Por su intervención continuada, Francia y otros países fueron asiento de distintas edificaciones; de ellas son las más conocidas las debidas a la orden de los bernardos del Cister, monjes que continuaron la tradición más antigua de los frailes benedictinos de Cluny al servicio del estilo románico anterior.

Uno de los más destacados monumentos monacales es, en la costa de Normandía, la abadía benedictina del llamado Monte San Miguel. Allí, en un lugar que se convierte tanto en península como en isla, según la marea del mar sea baja o alta, emerge de los peñascos costeros con aspecto casi militar. Otro monasterio notable es la Cartuja de Villafranca.

Siempre en Francia y persiguiendo otros fines, las construcciones góticas dotaron de fortificaciones a Aviñón, Aigues-Mortes y Carcasona.

Levantáronse castillos diversos como el de Pierrefonds, restaurado bajo Napoleón III; se construyeron palacios comunales, dotados de una torre central, denominada atalaya, desde la que se dominaban los alrededores de la ciudad; tal el ejemplo de La Réole, en el departamento de Gironda; se erigieron palacios como el de los abades de Cluny, en París, y el del joyero del rey Carlos VII, Jacques Coeur, en la ciudad de Bourges; y se tendieron puentes como el de Aviñón, popularizado por una antigua canción infantil.