El arte funerario: las pirĂ¡mides son el mejor testimonio de su grandiosidad


La arquitectura egipcia fue, en gran parte, funeraria y sus monumentos más típicos las tumbas, cuya forma clásica fue la de pirámide.

El antecedente más lejano de la pirámide es la mastaba, que es el tipo más sencillo de tumba egipcia, tiene forma de banco en cuyo interior un pozo y un pasillo conducían a la cámara mortuoria.

La superposición de varias mastabas originó la pirámide de tipo escalonado, como la de Sakkara, que hizo levantar el faraón Zoser, de la III dinastía, en el IV milenio antes de Cristo. Otras variaciones de esta misma época señalan su progresiva evolución, hasta llegar a las tradicionales pirámides. Levantadas hacia el año 2700 antes de Cristo, aproximadamente, en los llanos de Gízeh por disposición de los faraones de la IV dinastía Cheops, Kefrén y Micerino, también llamados, respectivamente, Khufu, Khafra y Menkaura.

La pirámide de base cuadrangular, con sus cuatro ángulos orientados hacia los cuatro puntos cardinales, respondería a un simbolismo según el cual se quiso representar, con cada una de las aristas, los rayos del dios Ra -el Sol en todo su esplendor-, que desde el cénit caían oblicuamente sobre el suelo para proteger el cuerpo del faraón que reposaba en su interior. Por lo demás, ellas recuerdan las dunas de arena que el simún forma en el desierto.

Estaban revestidas con bloques graníticos que cubrían con enormes piedras puestas en ángulo. Las paredes interiores están recubiertas con dibujos y relieves que representan escenas de la vida cotidiana, ceremonias religiosas, ritos funerarios o divinidades protectoras. Los jeroglíficos que las acompañan sirvieron para aclarar muchos puntos de la historia de Egipto. A título de curiosidad diremos que la altura de la pirámide de Cheops, o Queops, uno de los monumentos más altos del mundo, es de 146 metros y que el área de su base alcanza unos 54.300 metros cuadrados.

La última evolución que sufrieron las tumbas egipcias corresponde a los hipogeos excavados en la misma montaña durante el Imperio Medio Tebano, por disposición de los faraones de la XI dinastía que trasladaron la capital de Menfis a Tebas, hacia el año 2000 antes de Cristo.