La agitada existencia del general Fructuoso Rivera, primer presidente uruguayo


El hombre que inauguró la primera magistratura uruguaya había fogueado su espíritu en el campo de batalla desde los años de su mocedad y se distinguió en la lucha contra los invasores lusitanos, aunque finalmente acató la autoridad del barón de la Laguna y aun contribuyó con su voto, como diputado, cuando se decidió la incorporación de la provincia Oriental a Brasil; el imperio lo elevó al grado de brigadier, casi al mismo tiempo que el general Lavalleja se asilaba en Buenos Aires, de donde volvería al frente de los Treinta y Tres libertadores. Cuando se inició la campaña de estos héroes, Rivera decidió abandonar el servicio de Brasil y se incorporó a las filas de los que luchaban por la libertad uruguaya. Rivalidades de mando y jerarquía alejaron paulatinamente a los dos jefes, pero no por eso dejó Rivera de luchar en la guerra entablada contra el imperio; entonces desalojó de las Misiones a los invasores.

Cuando se erigió el estado Oriental del Uruguay, la Asamblea General, constituida a sus efectos, eligió al general Fructuoso Rivera primer presidente. Durante su gestión se hizo mayor la tirantez con la Confederación Argentina en razón de la protección que Rivera dispensaba a los adversarios del gobierno de aquel país. Además, el general Lavalleja se alzó contra su autoridad dos veces, aunque sin éxito. Al completarse su término legal, Rivera dejó su sitial al general Manuel Oribe, quien fuera su ministro de Guerra. Poco después de iniciada la administración del nuevo presidente, Rivera se alzó contra él y tras dos años de lucha lo obligó a declinar el mando y a exilarse en Buenos Aires. Rivera se posesionó entonces del poder, aunque debió luchar casi sin tregua, pues, a poco de ser legalmente investido del mando por la Asamblea General (1"? de marzo de 1839), Rivera declaró la guerra al vecino país rioplatense, y llamó a las armas a todo ciudadano de 15 a 50 años de edad. Tales fueron los comienzos de la guerra grande, que se mantuvo hasta la caída del general Rosas, en 1852. Rivera descendió del poder en 1843 y pasó a ocupar la jefatura del ejército, de la que fue despojado cuatro años después; entonces viose obligado a emigrar, hasta que en 1853 una revolución triunfante ofrecióle integrar un triunvirato gubernativo; en tránsito a Montevideo lo sorprendió la muerte. Rivera fue el fundador del partido Colorado.