Las guerras internacionales y los conflictos internos del período rosista


Las aspiraciones del mariscal Santa Cruz de extender hacia el Sur las fronteras de la Confederación Peruano-boliviana provocaron un conflicto armado entre dicho país, por una parte, y la Confederación Argentina y Chile, por la otra.

Con Francia estalló un conflicto diplomático que degeneró en bloqueo naval y en guerra abierta, durante la cual la armada francesa atacó la isla de Martín García y transportó al ejército reclutado por Lavalle en Montevideo para luchar contra el gobierno argentino; concluyó con la firma de la convención Arana-Mackau, en 1840; el gobierno argentino obtuvo satisfacción de sus demandas y Francia el reconocimiento de nación más favorecida hasta la concertación de un tratado, según una cláusula de efecto recíproco que las partes establecieron por acuerdo mutuo.

El levantamiento de Rivera contra la autoridad del presidente Oribe, en el Uruguay, planteó otro conflicto con la Confederación Argentina: Rivera no disimuló su simpatía hacia los emigrados argentinos asilados en Montevideo; colaboró en la formación del ejército de Lavalle; protegió todo proyecto destinado a hostilizar a Rosas, y declaró finalmente la guerra a la Confederación en marzo de 1839. Todo esto ocurría contemporáneamente con el entredicho argentino-francés, de modo que los agentes de esa potencia aliaron sus fuerzas a las de los orientales y emigrados argentinos. También estallaron en la misma época los alzamientos conocidos como de los Libres del Sur y de la Coalición del Norte; este último reunió a Marco Avellaneda, al general Lamadrid y al general Lavalle. Éste fue muerto después de su derrota por Oribe en las acciones de Quebracho Herrado y Famaillá. El general Pacheco derrotó a Lamadrid en Rodeo del Medio, y Avellaneda murió ejecutado tras el fracaso de la rebelión.