¿Qué utilidad prestan los satélites artificiales?


Para medir y observar la radiación solar, los rayos cósmicos, las características de la ionosfera, el campo magnético de la Tierra en el espacio, la presión atmosférica y otros fenómenos, los hombres de ciencia utilizaron globos y cohetes que llevaban a grandes alturas instrumentos muy delicados, gracias a los cuales S2 hicieron importantes descubrimientos científicos sobre las grandes mareas atmosféricas, las auroras boreales y las radiaciones cósmicas. Pero la corta vida de globos y cohetes, y lo limitado del campo que podían abarcar, obligó a los científicos a estudiar la posibilidad de lanzar al espacio satélites artificiales que permitieran una observación más detenida, y también de mayor exactitud, de los fenómenos atmosféricos, geodésicos, ionosféricos, que querían estudiar.

El satélite artificial, que puede tener diversas formas -esférica, cónica, cilíndrica-, lleva instrumentos registradores de gran delicadeza, sensibilidad y precisión, y es lanzado al espacio por medio de una serie de cohetes que se disparan sucesivamente, a diversas alturas, a fin de imprimirle la dirección y velocidad necesarias para que entre a describir una órbita determinada alrededor de la Tierra. Una vez colocado en órbita, el satélite artificial no necesita más impulso, y viaja libremente por el espacio de acuerdo con las leyes de la mecánica celeste que rigen al Universo todo, sin exclusiones.

Entre los numerosos e importantes problemas científicos que los satélites artificiales están ayudando a resolver, muchos se refieren a nuestro planeta; algunos, al espacio interplanetario y a los fenómenos que en él se desarrollan, y otros, al Sol y las estrellas. A continuación enunciaremos algunos de ellos.

La densidad atmosférica en las altas regiones. La resistencia del aire se calcula por la trayectoria del satélite y el examen detallado de su curso.

Determinaciones geodésicas. La observación de la órbita del satélite permite calcular la curvatura real de la Tierra, y por la obtención de vistas simultáneas y sincronizadas es posible corregir el mapa del mundo, hasta llevarlo a la perfección.

Mediciones ionosféricas. Las señales de radio que emite el satélite sufren refracciones al pasar por la ionosfera, de manera que su altitud aparece desplazada. De la comparación de la altitud aparente con la real se logra el índice de la refracción ionosférica y se obtienen las características eléctricas de esas regiones atmosféricas.

Constitución de la corteza terrestre. Si el satélite permanece en el espacio un tiempo relativamente largo, las perturbaciones de su órbita dan la clave de la manera cómo está distribuida la masa en la corteza terrestre, y las variaciones de su densidad y espesor.

Radiaciones ultravioletas. Las radiaciones ultravioletas del Sol afectan las radiocomunicaciones, lo mismo que el clima y la temperatura en la Tierra. En algunos satélites se han enviado contadores de Geiger, para registrar la incidencia de los rayos cósmicos, y aparatos para medir el campo magnético de la Tierra.

También se procura determinar el equilibrio energético de nuestro planeta, midiendo la irradiación que recibe del Sol y el gasto de energía o emisión infrarroja de la Tierra.

Éstos y otros muchos problemas científicos serán resueltos a breve plazo, por los hombres de ciencia, gracias a la colaboración de los satélites artificiales.