Biografia de Mahoma


(La Meca, actual Arabia Saudí, 570-Medina, id., 632) Fundador del islam. Nacido en el seno de los qurays, tribu especializada en el comercio de caravanas, pronto quedó huérfano. No llegó a conocer a su padre, Abd Allah, y su madre murió cuando él contaba seis años de edad, tras lo cual fue confiado a su abuelo y, posteriormente, a su tío. La tradición, única fuente de información acerca de su vida, afirma que sobrevivió gracias a los cuidados de una beduina. A los veinticinco años de edad contrajo matrimonio con Jadiya, una rica viuda, con quien tuvo tres hijos y cuatro hijas. Así mismo, el matrimonio le permitió introducirse en el mundo de los negocios, pues se hizo cargo del comercio de caravanas de su esposa. A la muerte de ésta, ocurrida en 619, casó con Sauda bint Zama’a y, más adelante, con ‘A’isa. Según relata la tradición, su vocación profética se inició hacia 610, tras aparecérsele, en un monte al que acudía para meditar, el arcángel Gabriel, que le comunicó directamente un mensaje divino referente a la sumisión (islam) al Dios único como objetivo principal de la vida terrena de los hombres. Ésta fue la primera de varias apariciones, en las cuales Dios le transmitía lo que posteriormente debería enseñar a los hombres. Del conjunto de dichas revelaciones surgió, más adelante, el Corán. Las primeras indicaciones divinas iban dirigidas a los ricos comerciantes de La Meca, a quienes se instaba a someterse a Dios, puesto que de lo contrario no actuaría a su favor el día del Juicio Final. El concepto de Juicio Final, desconocido en la Arabia preislámica, fue uno de los pilares sobre los que se asentó la nueva religión. De acuerdo con sus propias enseñanzas, Mahoma, el profeta, era el encargado por Dios de agrupar a los árabes en la comunidad (umma) islámica. En este sentido, cabe destacar el esfuerzo realizado por él mismo para diferenciar sus afirmaciones y opiniones de los enunciados divinos que le eran revelados por Dios para conocimiento y práctica de los miembros de la comunidad. En el año 614 se produjo un salto adelante en cuanto a la difusión del primer islam merced a la conversión de varios miembros de la familia Majzum, perteneciente a la élite comerciante de La Meca. Ello supuso para Mahoma disponer de ayuda financiera y de un primer respaldo político, que le permitió seguir adelante con la política de adhesiones entre la clase dirigente. También significó, sin embargo, el nacimiento de un grupo de oposición, los hachemíes, integrado por comerciantes que se consideraban amenazados y que obligaron a Mahoma y a sus seguidores a buscar refugio en Medina. Los dirigentes de la ciudad, tradicionalmente enfrentada a La Meca, les dieron cobijo con la condición, firmada en el juramento de guerra (Bay’at al-Harb), de que les brindaran su ayuda para atacar a La Meca. Progresivamente, Mahoma se hizo con el control de Medina, para lo cual tuvo que expulsar a los qayunqa y reducir a los judíos, los dos clanes locales de mayor importancia, y se convirtió en jefe político y religioso. Luego, tras varios intentos frustrados y tras sobreponerse al asedio de Medina (627), conquistó La Meca (630), a cuyos ciudadanos obligó a huir o convertirse. Tras la posterior pacificación, se erigió como único soberano del Estado, promulgó los ritos del hayy de los musulmanes e inició una política de difusión del islam fuera de las fronteras territoriales de Arabia, si bien dicha expansión no se desarrolló en toda su magnitud hasta después del fallecimiento del profeta, ocurrido tras la peregrinación del año 632, durante la cual enfermó de muerte.

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