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Apuntes: Los romanos
Contribución de cesar el Sunday, June 17 @ 13:41:48 EST
Apuntes Historia

¿QUE CLASE DE HOMBRES ERAN LOS ROMANOS?

Se suele decir que los hombres se conocen mejor por sus hechos; por tanto, para contestar a esta pregunta habrá que recurrir, en primer lugar, a la historia romana para buscar los hechos y, en segundo lugar, a la literatura para encontrar el espíritu inspirador de estos hechos.

La mentalidad romana es la mentalidad del campesino y del soldado; no la del campesino ni la del soldado por separado, sino la del soldado-campesino, y, en general, esto es así hasta en las épocas posteriores, cuando podía, no ser campesino ni soldado. El destino del campesino es el trabajo "inaplazable" porque las estaciones no esperan al hombre. Sin embargo, con solo su trabajo no lograra nada. Puede hacer planes y preparativos, labrar y sembrar, pero tiene que esperar pacientemente la ayuda de fuerzas que no comprende y menos aun domina. Las contingencias del tiempo y las plagas pueden malograr sus esperanzas, pero tiene que aceptar el pacto y tener paciencia. La rutina es la ley de la vida. Las épocas de siembra, germinación y recolección se suceden en un orden establecido. Su vida es la vida misma de la Tierra. Si como ciudadano se siente atraído al fin por la actividad política, será en defensa de sus tierras o de sus mercados o del trabajo de sus hijos. Sus virtudes son la honradez y la frugalidad, la previsión y la paciencia, el esfuerzo, la tenacidad y el valor, la independencia, la sencillez y la humildad frente a todo lo que es más poderoso.

Estas son también las virtudes del soldado. También el ha de conocer el valor de la rutina, que forma parte de la disciplina, ya que tiene que responder casi instintivamente a cualquier llamada repentina. Debe bastarse a sí mismo. El vigor y la tenacidad del campesino son necesarios al soldado; su habilidad practica contribuye a hacer de el lo que el soldado romano debe ser: Albañil, zapador, abridor de caminos y constructor de balates.

Si asume una actitud política violenta será con el fin de conseguir, cuando las guerras terminen, tierra para labrar y una casa donde vivir, con una lealtad aún mayor, recompensa al general que defiende su causa.

La frase más concreta y común para definir la civilización es "la paz romana". Con esta idea comprendió el mundo mas fácilmente el cumplimiento de la misión que el carácter, la experiencia y el poder romanos habían llevado gradualmente al mas alto nivel de conciencia y que había cumplido deliberadamente.

Es Ciceron quien dice que el origen del poder de Roma, se desarrollo y su conservación se debían a la religión romana; Horacio declara que la sumisión a los dioses dio al romano su imperio. Cuatro siglos mas tarde, San Agustín dedica la primera parte del más vigoroso de sus libros a combatir la creencia de que la grandeza de Roma se debía a los dioses paganos, y que solo en ellos se hallaría la salvación del desastre que la amenazaba.

  1. LAS VIEJAS COSTUMBRES

Los antropólogos han dado el nombre de "animismo" a la etapa de la religión primitiva en la que se supone que en todas las cosas reside una fuerza, un espíritu o una voluntad. Para el romano de los primeros tiempos, el numen, fuerza o voluntad residía en todas las partes o, mejor dicho, se manifestaba en todo lugar por medio de una acción. Para el romano de los primeros tiempos, el numen, fuerza o voluntad, residía en todas partes, o mejor dicho, se manifestaba en todo lugar por medio de una acción. Todas las operaciones diversas de la naturaleza y del hombre, se realizaban en presencia y por la energía de estas vagas potencias transformadas ahora en deidades carentes de forma.

Acompañaban al acto de "denominar", es decir, de invocar oraciones y ofrendas de alimentos, de leche y vino y, en ocasiones, sacrificios animales. El paterfamilias, que era el sacerdote, conocía las palabras y los ritos apropiados. Palabras y ritual que fueron pasando de padres a hijos hasta que se fijaron inmutablemente.

Al principio el rey era el sacerdote, y cuando desapareció la monarquía perduro él titulo de "rey de las cosas sagradas". Para ayudar al rey había "colegios" de sacerdotes, hombres cualesquiera, no de una casta especial, colegas para dirigir el culto y las fiestas. El principal colegio era el de los pontífices, que conservaba el saber acumulado, dictaba reglas, registraba las fiestas y los principales acontecimientos de significación religiosa para el estado. Los pontífices produjeron un derecho sagrado (ius divinarum). Los colegios menores les ayudaban; así las vírgenes vestales cuidaban del fuego del hogar del estado, los augures interpretaban los presagios que veían en el vuelo de los pájaros o en las entrañas de un animal sacrificado; pues se suponía que los dioses imprimían en los órganos delicados de un animal consagrado signos de aprobación o desaprobación.

Los colegios se encargaban de establecer, registrar y transmitir, sin alterarlas, las formulas de invocación y oración. Esta religión fría y un poco informe sostenía una rígida moral, y la mitología no impedía el desarrollo de esta moral.

Los romanos demostraron la capacidad de aislar lo importante y buscar sus aplicaciones; de aquí su jurisprudencia. En el tipo de especulación que exige una imaginación creadora, pero que casi parece hacer caso omiso de los datos de la experiencia, fracasaron. Pero lo más importante es que el aislamiento de las ideas morales daba a estas un nuevo realce. En el hogar y en el estado las ideas morales ocuparon un lugar semejante al de las "fuerzas" mismas. Las ideas morales estaban envueltas en la santidad del culto religioso, y no podrá comprenderse la literatura posterior si las virtudes, a las que tan a menudo apelan el historiador y el orador, no se interpretan en este sentido. Estas ideas estaban ligadas al deber, impuesto a la casa y al Estado, de adorar a los dioses. El romano podía llegar a ser un mártir por un ideal. No discutía acerca de lo que era honorable o justo; sus ideas eran tradicionales e instintivas y las sostenía con una tenacidad casi religiosa.

Quizá el concepto que mejor demuestra el punto de vista romano es el de genius. La idea del "genio" empieza por el paterfamilias, que al engendrar hijos se convierte en cabeza de familia.

Fue un paso insignificante en el desarrollo de la idea de "genio" el atribuir a cada hombre, que es un pater familias en potencia, un genio, y a cada mujer, un a Juno. As como el genio de una familia expresaba la unidad y la continuidad a través de generaciones sucesivas, mas tarde se atribuyo el genio a un grupo de hombres unidos, no por lazos de consanguinidad, sino por una comunidad de propósitos e intereses durante etapas sucesivas. El grupo adquiere un ser propio; el todo significa mas que sus partes, y ese plus misterioso que se agrega es el de "genio".

La fuerza que ha guiado en el presente guiara en el futuro, y así el genius de Roma tiene mucho, a la vez de una "providencia" que la protege, y de una misión que aquella esta cumpliendo.

Ya sabemos que en el hogar del campesino la esposa ocupa un lugar de autoridad y responsabilidad. Entre los romanos la mujer estaba, teóricamente, bajo la tutela del marido, y según la ley no disfrutaba de derechos. Los padres se encargaban de la educación de los hijos, siendo esta de tipo "practico"; incluso las viejas leyendas apuntaban hacia una moraleja y la ley de las Doce Tablas se aprendía de memoria.

En todo él catálogo de virtudes figura en primer lugar alguna constancia de que el hombre debe reconocer sé subordinación a un algo externo que ejerce una "fuerza vinculatoria" sobre él, a la que se llamó religión, término que tiene una amplia aplicación. De un hombre religioso se decía que era un hombre de la más alta pietas. Se es pius respecto a los dioses si se reconocen sus derechos; se es pius respecto a los padres, los mayores, los hijos y los amigos, respecto a la patria y a los bienhechores y respecto a todo lo que puede provocar el respeto y quizá el afecto, si se reconocen sus derechos sobre uno y se cumple con el deber en conformidad con ellos.

Gravitas significa "un sentido de la importancia de los asuntos entre manos"; es lo opuesto a levitas, cualidad despreciada por los romanos, que significa frivolidad cuando se debe ser serio, ligereza, inestabilidad. Gravitas suele ir unido a constantia, firmeza de propósito, o a firmitas, tenacidad. Puede ser moderada por la comitas que significa la atenuación de la excesiva seriedad por la desenvoltura, el buen humor y el humor. Disciplina es la formación que da la firmeza de carácter; industria es el trabajo arduo; virtus, la virilidad y la energía; clementia, la disposición a ceder en los derechos propios; frugalitas, los gustos sencillos.

El modo de vida y las cualidades de carácter aquí descritos resumen las mores maiorum, las costumbres de los antepasados, que son una de las fuerzas más poderosas en la historia romana.

Ennio, 239-169 a.c. decía: "Roma está edificada sobre sus costumbres antiguas y sobre sus hombres".

A las creencias y costumbres de aquellos días debemos atribuir ese sentido de subordinación u obediencia a un poder exterior, ya fuese un dios, una norma o un ideal, que en una forma u otra caracterizo al romano hasta el fin. Las primitivas prácticas rituales, acompañadas de invocaciones solemnes que cristalizaron en un "derecho sagrado", contribuyeron a desarrollar ese genio jurídico que es el gran legado de Roma, y en las leyes del Estado se reflejo la santidad de aquel derecho sagrado.

 

  1. REYES, REPUBLICA, IMPERIO

  1. Conforme a la tradición más común Roma fue fundada el año 753 a.c. y Tarquino el Soberbio, él ultimo de los reyes, fue expulsado en el año 510 a.c.
  2. La época de la república, desde el año 509 hasta el 27 a.c., es aquella en que Roma conquistó la supremacía en Italia primero y luego en el Mediterráneo; la época en que adquirió su experiencia política y administrativa y asimilo la civilización de otros pueblos. Él ultimo siglo (desde el año 133 a.c.) es un siglo de desbarajuste político, de expansión comercial y financiera y de confusión moral.
  3. La tercera época que empieza en el año 27 a.c., es la del "Imperio", o mejor dicho, de la Roma Imperial La mayor parte del imperio de Roma, en el sentido territorial, fue adquirida en la segunda época. Él termino imperio, como definición de la tercera época, se refiere al sistema de gobierno, es decir, gobierno por un emperador. Pero Augusto, que domino el mundo romano desde el año 27 a.c. hasta el año 14 d.c., insistía, en que él había restaurado la "república" y deseaba que se le reconociera como Princeps, o primer ciudadano. De aquí que la palabra Principado se emplee a menudo para designar la primera parte del Imperio, y los "reinados" de cada emperador.

Los dos primeros siglos de esta época son los años constructivos del Imperio, los años en que los romanos empezaron a dejar sus huellas más permanentes en las naciones del mundo romano.

El siguiente siglo fue un siglo de confusión, hasta que en el año 306 d.c. Constantino fue nombrado Emperador y Bizancio, con el nuevo nombre de Constantinopla - hoy Estambul- paso a ser en el año 330 d.c. la capital de la mitad oriental del Imperio, de donde surgió el Imperio Romano Oriental, heredero tanto de la tradición griega como de la romana.

  1. DE LAS SIETE COLINAS AL ORBE
  2. Italia es una península montañosa, con la espina dorsal de los Apeninos mas cerca de la costa oriental que de la occidental, alcanzando a veces hasta el mismo mar.

    En el norte se extiende la amplia llanura del río Po. En el centro en la costa occidental se encuentra la llanura del lacio; a través de su extremo norte corre el Tiber. La segunda de estas planicies comienza con los montes Albanos, al sudeste de la planicie latina y en la desembocadura del Tiber. Ahí en Alba Longa, se edifico la primera ciudad de los latinos. Romulo y Remo fueron sus descendientes.

    Mas tarde estos mismos montañeses descendieron a las llanuras y se establecieron sobre las "siete Colinas" de Roma. Eran un pueblo de pastores. Encontraron otros hombres de una raza afín, sabélicos y sabinos, que se dirigían a la llanura y que se establecieron en los terrenos mas altos. La fusión de estos grupos fue el origen de Roma.

    Durante la época de la migración latina hacia las siete colinas, los griegos dieron comienzo al largo proceso de ocupación de los mejores puertos de las costas meridional y occidental de Italia y de la parte oriental de Sicilia. Es posible que la primera colonia griega fuese Cumas, fundada en el siglo VIII, en la bahía de Nápoles, hecho que fue de gran trascendencia para Europa, puesto que de los griegos de esta ciudad aprendieron los latinos el alfabeto. Gracias a Cumas, Italia supo, quizá por primera vez, de dioses griegos como Hércules y Apolo.

    Los tres primeros reyes romanos fueron latinos, los tres últimos etruscos. El último de estos fue arrojado del trono por la violencia (según la tradición en el año 510 a.c.), y para los romanos la palabra rey se convirtió en anatema. Sin embargo persistió la influencia etrusca. Lo más importante fue que Roma adquirió una organización que había de convertirla en una potencia imperial.

    Hasta aproximadamente el año 270 a.c., Roma luchó sin descanso por su existencia en Italia, y la lucha no cesó hasta verse reconocida como una potencia de primer orden.

    Antes de hacer un resumen de las Guerras púnicas (los cartagineses eran fenicios que en latín se dice poeni, de donde deriva ponicus) es necesario hacer dos observaciones. Aunque Roma parecía estar incesantemente en guerra, hacia la guerra impulsada por los acontecimientos y la lógica de su temperamento. Las potencias que la rodeaban eran más antiguas y contaban con mayor experiencia. Roma consideraba que las amenazas dirigidas contra sus aliados le afectaban también a ella y, hablando en términos generales, intentó hacer la guerra para poner fin a estas amenazas.

    La potencia con que Roma iba ahora a enfrentarse en la lucha por los destinos del Mediterráneo occidental era de origen fenicio. A diferencia de otras colonias fenicias, Cartago se había convertido en una potencia terrestre. Su poderío naval había conquistado un pequeño imperio en Sicilia, Cerdeña y la España meridional. Los romanos eran aliados de Cartago y Siracusa, y cuando tuvieron que elegir entre ellas, se decidieron por Siracusa. Tras muchas derrotas en el mar Regulo desembarco en Africa con un ejercito romano y fue derrotado y hecho prisionero. Finalmente se gano una batalla marítima, y el general cartaginés Amílcar se vio obligado a retirarse de Sicilia. Las hostilidades cesaron.

    Antes de que la guerra comenzara de nuevo, Roma como medida de seguridad, se anexionó Cerdeña y Córcega, creando así las primeras provincias. Pronto siguió Sicilia, quedando de este modo establecidas las bases del sistema provincial romano.

    La perspicacia y la energía de Amílcar habían extendido el dominio cartaginés en España, y cuando Massilia (Marsella), antigua liada de Roma, fue amenazada, se dio la señal para la segunda guerra púnica.

    Roma pudo haber esperado un respiro después de la victoria, pero su vio obligada a continuar por largos años la dura lucha en España, para impedir la consolidación de los cartagineses; y aunque España fue dividida en el año 197 a.c., todavía quedaba mucho por hacer. Roma pudo haberse figurado que después de las guerras en España Cartago ya no sería causa de nuevas inquietudes, pero Cartago atacó a Numidia. Roma decidió tomar medidas extremas: cediendo ante las insistentes demandas de M Porcio Catón de que "Cartago debe ser destruida", arrasó la ciudad en el año de 146 a.c. y Africa pasó a ser una provincia romana.

    En el occidente no se iniciaron nuevas empresas, hasta el año 125 a.c. Pero en el oriente la historia es muy distinta, a la muerte de Alejandro Magno en el año 323 a.c., su imperio se deshizo: las entidades que permanecieron intactas fueron Macedonia, Siria y Egipto. A Macedonia pertenecía Grecia; a Siria pertenecía Babilonia y Asiria; a Egipto Fenicia y las islas griegas Ponto y Pergamo en Asia menor, y la India consolidaron su independencia. Por todo este mundo se extendió una cultura que se conoce con el nombre de helenismo, era una cultura refinada y engreída, apática y escéptica, aunque no se le pueden negar ciertos elementos de originalidad.

    Otro peligro menos serio amenazó a la ciudad de Roma en el año 91 a.c. Los aliados itálicos se alzaron en abierta rebelión. Durante dos largos siglos soportaron el peso y los azares de la lucha; ahora deseaban el ingreso en el cuerpo de ciudadanos que al principio habían rechazado prefiriendo la alianza. En un manifiesto rebelde, los aliados proclamaron en Corfinio una nueva capital llamada itálica.

    En la historia de la expansión imperial de Roma debe considerarse que su móvil principal fue defensivo. A este móvil principal siguió inevitablemente el del comercio, y ambos se entremezclaron. Roma nunca luchó por imponer una idea política ni un credo religioso. Con una generosidad única, respetó siempre las instituciones, las ideas y los usos locales. Lucho para "imponer los modos de la paz", y por paz entendía el positivo beneficio de un orden establecido, garantía de la vida y de la propiedad con todo lo que estos beneficios significan.

  3. DE LA CIUDAD-ESTADO A LA REPUBLICA EN RUINAS

En la historia del proceso por el cual Roma se transformo de una ciudad-estado en un imperio existieron ciertos elementos como son: el Senado, el pueblo, la magistratura y su desarrollo posteior, la pro-magistratura.

Los magistrados de las diversas clases y categorías constituyen el poder ejecutivo; los pro-magistrados son ex magistrados destinados a cargos especiales fuera de Roma.

Los romanos preferían tolerar aparentes anomalías e incluso absurdos, confiar en la sensatez, la comprensión y la moderación, observar el espíritu en lugar de la letra de la ley, y conservar instituciones probadas y ya conocidas. Les satisfacía más adaptar a los nuevos usos algo ya consagrado por la tradición, los sentimientos y la práctica.

En la primera etapa, que duró hasta las guerras púnicas, los poderes virtualmente autocráticos de los magistrados se fueron reduciendo poco a poco a causa de la oposición del pueblo, por una parte, del senado por otra. Además el pueblo, o sea las familias plebeyas se afirmó en oposición al Senado, o sea las familias patricias. En la segunda etapa, la de las Guerras púnicas, el senado, de hecho aunque no por derecho, desempeñó un papel supremo, y su supremacía fue justificada; la magistratura era superior a la pro-magistratura. En la tercera fase, el poder mas fuerte fue la pro-magistratura. El senado era casi importante por falta de autoridad constitucional, el pueblo intento hacer valer sus derechos con justificación, en teoría. En la cuarta etapa, el primer princeps (o emperador) recogió las enseñanzas de tres siglos de historia constitucional romana y, con los restos de la fracasada república, edificó una estructura de gobierno que duró durante dos siglos, al menos como gobierno todavía romano en lo esencial.

Al parecer, las cabezas de familia principales (patres) elegían un nuevo rey al que aquellos transmitían las cosas sagradas de que eran custodios, y la elección era confirmada por la comunidad como un todo. El rey ejercía un poder supremo (imperium), nombraba a los funcionarios, administraba justicia, dirigía la guerra y disponía el culto religioso. El consejo de los cabezas de familia principales constituía el senado, y ofrecían consejo a los reyes sólo cuando se les consultaba.

El gobierno autocrático de los etruscos provocó la expulsión de la dinastía extranjera, y el título de "rey" fue excretado para siempre.

El poder del rey pasó a dos magistrados llamados pretores-cónsules y más tarde simplemente cónsules. Los cónsules practicaron los auspicios y conservaron su poder en sucesión directa desde Rómulo, ejercían su poder durante un año, eran elegidos por todo el pueblo en asamblea; de éste recibían su imperium y el Senado ratificaba la elección.

La historia de los dos siglos siguientes es la historia de los conflictos y las maniobras en torno al poder. Poco después de la expulsion del último rey, el descontento, ya latente hacía largo tiempo, estallo en franca conflagración. A esta lucha se le da el nombre de lucha de clases.

De acuerdo con la constitución, los magistrados patricios proponían a los sucesores patricios para que fueran aprobados por la asamblea, y las disposiciones propuestas por los magistrados patricios habían de ser ratificadas por los patres. Pronto se manifestó el descontento. Los plebeyos decidieron celebrar reuniones en los comicios de la plebe, que funcionaban irregularmente y fuera de la constitución. El principal motivo de queja era el poder ilimitado de los cónsules. Los plebeyos tendrían magistrados anuales especiales llamados tribunos del pueblo, al principio dos y más tarde diez. Los tribunos habían de ser elegidos en los comitia o sea por plebeyos solamente, no se le concedió imperium, sino un poder limitado especial (potestas) para ayudar a los plebeyos contra los actos concretos de un magistrado patricio; su persona era inviolable; él convocaba la asamblea de la plebe y los invitaba a adoptar resoluciones. Mas tarde se concedieron al tribuno amplios poderes de veto, en todos los sectores del gobierno y, todavía más adelante, el poder de los tribunos fue un factor esencial del poder de los emperadores.

A continuación vino una petición para restringir el poder del cónsul por medio de la ley, a la cual se contestó con la promesa de redactar y publicar un código de leyes. Este código es el de las Doce Tablas, que probablemente no hizo mas que expresar públicamente lo que ya existía como usos establecidos.

El primer plebiscito garantizó la institución permanente del tribunado como parte de la maquinaria del Estado.

Entre los años 367 y 287 a.c., los plebeyos obtuvieron las siguientes concesiones: un plebeyo desempeñaría uno de los consulados; los plebeyos podrían tener acceso al colegio sagrado del sacerdocio; los plebiscitos ya no requerían la ratificación de los patres. Ahora eran los plebeyos el elemento preponderante en el Estado, tanto por su numero como por su riqueza.

Al producirse la primera guerra púnica, la naturaleza y la composición del senado, en comparación con los primeros días de la república, había cambiado. Como sucesores de los reyes, la tarea de nombrar a los senadores correspondía a los cónsules; el principio de la "colegialidad" aseguraba cierto grado de responsabilidad en la elección. Después la tarea se transfirió al censor, pues era natural que el cónsul no eligiera al hombre a quien como senador tendría más tarde que consultar. Pronto todos los magistrados pasaban al senado, y así, por medio de la magistratura, los plebeyos ingresaron en sus filas.

Las exigencias de la guerra revelaron al senado como la única fuerza capaz de dirigir.

En el año 62 a.c., Pompeyo regresó del oriente, donde había ejercido el poder que el pueblo romano le había confiado especialmente. Para que su obra de organización se estableciera sobre bases duraderas, no necesitaba más que la ratificación de sus actos, su obra no fue ratificada hasta que Julio César acudió en su ayuda y apremió al gobierno. Pero César exigió su recompensa: Pompeyo debía conseguirle un mando duradero en Galia, con el fin de continuar la consolidación de la frontera, que el propio Mario había iniciado.

Nueve años permaneció Julio César en esta frontera, Francia y Bélgica fueron incorporadas al Imperio y se tomaron las primeras medidas para civilizarlas. Mientras César permaneció en Galia, el Senado había recurrido a incesantes maniobras para restarle poder. Los agentes de César, los tribunos que le eran leales, sus amigos y todos aquellos que le debían, o esperaban adquirir por su mediación riquezas o ascensos, hicieron fracasar estas maniobras. Pero el senado había logrado al fin atraer a Pompeyo, a quien había puesto frente a su ejercito. César comprendió lo que sucedía, y con su ejercito cruzó el Rubicón, en el norte de Italia, iniciando así la guerra civil. En un plazo increíblemente breve, César dispersó el ejército de Pompeyo, persiguiendo parte de él hasta España, y derrotando el resto en el año 48 a.c.

Durante cuatro años, César dirigió el Estado, y en el año 44 a.c. fue asesinado porque empezaba a erigirse como "rey" en la República. Del mismo modo Cayo Graco había sido asesinado noventa años antes. Su sobrino e hijo adoptivo, Octavio, conocido más tarde por el nombre de Augusto, gobernó durante cuarenta y cinco años.

El problema principal de este último siglo, es la debilidad del gobierno central respecto a los gobernadores provinciales. Ahora el gobernador provincia tenia imperium, o sea, la misma clase de poder que los cónsules en la metrópoli, pero no tenía colega y, por tanto, los únicos factores que restringían su poder eran a) el que su cargo durase solo un año, b) el que su vecino de la provincia continua tuviera un poder igual. Hasta que se estableció el imperio no se descubrió a) el medio de conseguir gobernadores leales, b) que la verdadera política romana respecto a las provincias no debía consistir en una explotación, sino en una autonomía local inspirada por una lealtad romana.

Los doce años que siguieron vieron el mundo dividido en partes organizadas unas contra otras por generales y partidos rivales. La contienda, que consumió miles de las vidas más valiosas de la época y dejó el Occidente agotado, terminó con la batalla de Accio en el año 31 a.c., cuando Octavio al fin derrotó a Marco Antonio y Cleopatra. Por fin llegó la era de paz y de orden tan ansiada por el pueblo durante siglos.

 

  1. LAS NUEVAS COSTUMBRES Y LAS ANTIGUAS
  2. Parte del pensamiento griego, como la especulación metafísica, fue de poca utilidad para los romanos; de otras cosas se apropiaron en parte, como por ejemplo, del aspecto práctico de las matemáticas, pero no de sus fundamentos teóricos.

    A pesar de la solidez del carácter romano, el genio griego dejo su huella; a pesar de la influencia griega el espíritu romano conservo su individualidad, su genio. Así la civilización grecorromana vino a ser la raíz de la civilización europea.

    Puede considerarse a P. Cornelio Escipión, apodado el africano, como ejemplo representativo del nuevo tipo de romano, a Marco Porcio Catón como la personificación del antiguo, y a Escipión Emiliano, miembro de la familia Emilia adoptado por el hijo de Escipión el Africano, como el precursor de los muchos que intentaron reconciliar las costumbres antiguas con las nuevas.

    Los hombres inteligentes conocieron las oportunidades que tiene un hombre enérgico para ejercer influencia en la vida de la sociedad y del Estado, ya a través de la leyenda y la historia griegas, vieron que esto ya se había realizado en Grecia. No había razón para que no pudiera hacerse en Roma, y como justificación podían presentarse argumentos derivados de la filosofía griega. Las nuevas ideas del pensamiento griego se extendieron al mismo tiempo que el idioma griego, y la inteligencia vivaz e imaginativa de Escipión el Africano captó todo lo que implicaba y creó para sí mismo un papel de caudillo romano de nuevo tipo.

    Marco Porcio Catón nación en el año 234 a.c.. A los treinta años era cuestor de Escipión en Sicilia, y estuvo con él en Africa; en el año 198 a.c., era pretor de Cerdeña, tres años mas tarde cónsul, y en el año 184 desempeñaba el cargo de censor. Fue soldado, jurista, estadista, agricultor, escritor, pero ante todo un "carácter".

    Catón se traslado a roma, donde hasta el día de su muerte, a los ochenta y cinco años, siguió trabajando sin descanso, luchando en las salas de justicia, en el senado. Su ideal es el ciudadano de principios morales y elevados, basados en la tradición, el ciudadano dedicado en cuerpo y alma a la nación y a los asuntos con ella relacionados, ayudando a crear de este modo un gobierno triunfante, preeminente por la clarividencia de su política y la solidez de su integridad.

    La influencia y el atractivo personales, según Catón, eran peligrosos y, por tanto; buscó el otro extremo. El cultivo del yo en nombre del arte, del saber y de la moda, conducía al relajamiento.

    La constitución romana era una oligarquía y estaba basada en la ley y la costumbre.

    Cuando Escipión fue públicamente acusado de malversación de los fondos públicos en sus campañas, invitó al pueblo a que lo acompañara, a los templos para dar gracias por sus victorias, por que era el aniversario de la

    Batalla de Zama. Escipión salió triunfante gracias a su influencia personal y al sentimiento popular.

    Escipión fue finalmente declarado culpable, pero nadie se atrevió a arrastrarlo, y murió en un semidestierro. Catón lo sobrevivió , pero, como el mismo dijo, no es fácil tener que rendir cuentas de nuestra vida a una nueva y distinta generación.

    Catón no podía vencer; la ciudad-estado romana desaparecía. La riqueza del mundo y las ideas asiáticas respecto al empleo de la riqueza iban penetrando en Roma.

    El ideal de Escipión el africano y el ideal de Catón eran contrarios. Cuando Catón era ya anciano y Escipión había muerto, Escipión Emiliano, trato de reconciliar ambos ideales.

    Los esfuerzos de Escipión constituyeron un intento de combatir las nuevas ideas con los antiguos principios. El intento fracasó, como no podía menos, ante los atractivos de la riqueza y el poder.

  3. CICERON

Cicerón aparece al finalizar la época del conflicto y la desorganización. Gracias a sus obras podemos reconstruir gran parte de la historia de la época, vista por un miembro de la aristocracia. Cicerón nació en el año 106 a.c. y fue condenado a muerte por Antonio un año después del asesinato de Julio César en el año 44 a.c..

Los escritos de Cicerón ponen al descubierto la firmeza y las debilidades, el egoísmo insensato, la sólida cultura y la corrupción de la integridad pública y privada. Cicerón fue un hombre nuevo, es decir que no pertenecía a ninguna de las familias antiguas. Era originario de Arpino. Se había trasladado a Roma con el fin de solicitar un cargo, como primer paso para carrera publica. Tuvo gran éxito y después de su famoso consulado en el año 63 a.c., en el que tanto se destacó, desempeñó durante un breve periodo el cargo de procónsul en sílicia.

Ático, el gran amigo de Cicerón, con el que mantuvo correspondencia durante muchos años, era un hombre culto interesado en la literatura y filosofía, rico y modesto, que gozaba de más tiempo libre que Cicerón o que los miembros del senado.

En Roma se refugiaban todas las nacionalidades, y todavía acudirían más durante el siglo siguiente; pero ya en la época de Cicerón llegaron muchos, griegos, sirios, egipcios, judíos, germanos y africanos.

Estas eran las clases -el senado, los caballeros y el pueblo- que Cicerón ambicionaba unir con el propósito de fomentar, después de un siglo de luchas, cierta estabilidad social. Cicerón se daba cuenta de que en todos los sectores del Estado había hombres "de corazón sano". Llamó a su ideal "el frente unido" de los elementos sanos, la concordia ordinum.

Pero los esfuerzos de Cicerón estaban condenados al fracaso. En el año 63 a.c., cuando siendo cónsul le incumbió la tarea de movilizar al Estado para hacer frente a la subversiva e irresponsable facción encabezada por Catilina, había encontrado apoyo entre los elementos "sanos". Pero desde el año 63 fueron ocurriendo muchas cosas. La sociedad se había desbaratado.

Cicerón tenía razón ; era posible reunir una opinión pública de elementos sanos. Pero para ello fueron necesarios otros diez años de Guerra civil que reclutaron en una sangría y un hastío de la guerra que llevaron a los hombres a la destrucción o les devolvieron la sensatez; esta vez fue la opinión pública, no de Roma sino de Italia. Por el momento la codicia, la corrupción, la ambición, la ociosidad, la intriga y la irresponsabilidad hicieron vano el sueño de Cicerón. Sin embargo, a pesar de las circunstancias, no había desaparecido la cultura, el idealismo y la verdadera nobleza de propósito y conducta; pero no era posible encauzarlas.

 

  1. LA RESTAURACION Y EL PRINCIPADO DE AUGUSTO; VIRGILIO, HORACIO Y TITO LIVIO
  2. Cleopatra, era de Macedonia y griega de origen, de inteligencia notable, poliglota capaz de tratar con extranjeros por sí sola, versada en literatura y filosofía, perspicaz en lo referente a la administración y de una voluntad imperiosa que imponía sin piedad. De los sucesores de Alejandro, tan sólo ella seguía con su sueño de la fusión de Occidente con el Oriente y de la unidad de la humanidad. Su audaz plan consistía en utilizar un ejército romano para sojuzgar a Roma y después, como emperatriz, divina y suprema, gobernar el mundo.

    Octavio, ya César Augusto, se esforzó por todos los medios posibles, directos e indirectos, para garantizar el triunfo de la tradición romana. Contuvo la inundación de influencia helenística y abrió todas las puertas que podían dar entrada al genio romano y a la experiencia que había acumulado. Reconstruyó los templos, restableció las normas de moral y de conducta, estimuló nuevamente el amor al trabajo y la devoción al deber.

    Era el jefe de los pontífices, que formaban el colegio de sacerdotes, y desempeñaba muchos cargos de significación religioso. Se dio los nombres de Princeps, "primer ciudadano", y pater patriae "padre de la patria". Al consulado lo dejó intacto. La administración ordinaria, ya reformada a fondo y de una mayor eficacia gracias a la organización de un departamento tras otro, la dividió entre el senado y su propio cuerpo de funcionarios, que había formado principalmente a base de gente de la clase media de Italia. De este modo reconstruyó el estado, utilizando los materiales de la república, y sostuvo, con razón en teoría, que había restaurado la República. En teoría la constitución continuó establecida durante todo el periodo del imperio sobre las líneas generales fijadas por Augusto.

    Lo que Cicerón había anhelado tanto tiempo en vano como base para la República se logró hacía el final del largo principado de Augusto.

    La obra de Virgilio, Horacio y Tito Livio nunca se hubiera concebido ni hubiera llegado a tomar forma si el espíritu de que estaba imbuida no expresará lo inherente al carácter romano. Su obra respondió a sentimientos arraigados muy dentro de la conciencia romana y los hizo salir a la superficie transmutándolos en esfuerzo y aspiración. La Eneida, el gran poema épico nacional y religioso de Virgilio, los cánticos de Horacio llamados odas romanas, aunque recibieron la aprobación del princeps y de su consejero Mecenas, no son producto del patrocinio de la corte.

    Estas obras son la expresión de un gran resurgimiento del sentido religioso, que desde largo tiempo yacía bajo la superficie y que ahora brotaba por todos lados.

    El movimiento más significativo de la historia, según Virgilio, es la marcha de los romanos a lo largo del camino de su destino hacía una elevada civilización. La eneida de Virgilio contempla, el destino de Roma, que es el destino del mundo, desde una altura trascendental. Tito Livio trazó la historia de Roma desde la fundación de la ciudad casi hasta el momento de su muerte, en ciento cuarenta y dos libros.

    La historia es la relación de "los hechos de los hombres" (res gestae) y para Tito Livio el curso de la historia es el resultado de la obediencia de los hombres romanos a los dioses romanos. Para Virgilio la historia es la realización del destino del pueblo romano visto a la luz de la eternidad. Para Horacio había un solo deber; proclamar con la inspiración de un profeta que, si Roma no cambiaba sus sentimientos y se dedicaba al culto piadoso de los dioses, ya no tendría historia; Horacio la intimaba a reanudar la dedicación.

  3. LOS SIGLOS I Y II D.C.

Augusto murió en el año 14 d.c. Le sigue el resto de la línea de emperadores Julio-claudina: Tiberio, Cayo (Calígula), Claudio, Nerón. Todos eran parientes en mayor o menor grado. A la muerte de Nerón, en el año 68 d.c., siguió un año de lucha entre los jefes de ejércitos rivales, pues Nerón no se había ocupado de asegurar la lealtad de los soldados. De esta lucha surgió victorioso Vespasiano, al que sucedió su hijo Tito, y a éste, su hermano Dominicano, que murió en el año 96 d.c. Estos tres emperadores forman la dinastía flaviana. El siguiente emperador fue Nerva, que adoptó como hijo y sucesor a Trajano, que a su vez adoptó a Adriano. Adriano adoptó a Antonio Pío que adoptó a Marco Aurelio (su sobrino), al que sucedió su hijo Cómodo. La época de los Antoninos abarca los reinados de los tres emperadores últimamente mencionados, a saber, los años 138-196 d.c.. Desde el año 235 d.c. la dinastía severiana aporta cinco emperadores, de los cuales los más importantes son Septimio Severo, Caracalla y Severo Alejandro.

En el curso de tres siglos se fundaron miles de ciudades y se otorgaron grados de autonomía. Es indudable que Roma demostró el mayor respeto por las tradiciones locales, y segundo, que las ciudades se sentían orgullosas de los privilegios que se les habían concedido y copiaban las instituciones y normas de la capital, en consecuencia, las ciudades tenían que reconocer tres elementos. En primer lugar figuraban los ciudadanos que elegían a los magistrados por medio de votaciones cuya libertad se protegía cuidadosamente. Como segundo elemento figuran los magistrados. El tercer elemento era el equivalente municipal del Senado en Roma _ la curia, compuesta por lo general por un centenar de miembros.

El municipio exigía tanto del rico como del pobre, una lealtad y una generosidad que raramente han sido superadas desde entonces.

Las ciudades rivalizaban entre sí en el esplendor de sus casas curiales o de sus juegos. Los cargos públicos se convirtieron en una carga que pocos podían soportar. La burocracia necesaria para dirigir una empresa de tan enormes proporciones como la del Imperio romano fueron obra de los dos primeros siglos.

Los impuestos los cobraban compañías de recaudadores que pagaban al Estado determinadas cantidades.

El ir y venir de personas era tan intenso como el ir y venir de mercancías. Soldados y mercaderes, funcionarios y empleados, turistas, estudiantes, filósofos y retóricos ambulantes, corredores de comercio, y otros muchos congestionaban las carreteras y las rutas marítimas.

Una de las causas importantes de la mezcla de las naciones es la esclavitud. Durante estos siglos cambió mucho la esclavitud. A medida que fueron cesando las guerras de expansión, los cautivos escaseaban y los bárbaros resultaban malos esclavos. De acuerdo con uno de los móviles de libertad más bajos, se descubrió que cuando más se acercaba la condición de un esclavo a la de un hombre libre, más útil era. La posición del esclavo era con frecuencia envidiable. Podía aprovechar oportunidades sin tener responsabilidades, y algunos esclavos no querían cambiar de estado.

Mientras se efectuaban los cambios sociales, políticos y económicos en la primer época del imperio romano y a pesar de las extravagancias de la moda y el libertinaje que las rodeaba, las virtudes persistían, quizás menos austeras, más humanas pero no menos reales y profundas.

SOBRE QUE ESCRIBIAN LOS ROMANOS

El comercio del libro prosperaba. Ejemplares de historia, poemas o el último discurso político de Cicerón se compraban con avidez en las provincias, los amigos se enviaban manuscritos unos a otros.

No debe suponerse que, porque el imperio fuera romano, todas las obras importantes se escribiesen en latín, por el contrario, el idioma del mediterráneo oriental era el griego, y durante el imperio romano, se escribió tanto literatura latina como griega.

El carácter de la literatura latina es grave, muy consciente de Roma, de su pasado y de su futuro, y se interesa en los fines humanos. Estos fines toman la forma de la conducta del hombre respecto al hombre, o sea la moral,. Por consiguiente, la tendencia moralizadora y didáctica es muy marcada. El propósito de la literatura era enseñar.

En el plano superior, las acciones de los hombres constituyen el tema del poema épico. Para el romano lo épico es, la epopeya de Roma. Roma es la heroína que inspira a los romanos a llevar a cabo actos heroicos para cumplir su destino.

Para los romanos, los ensayos morales tenían un gran interés; entre estos figuraban trabajos sobre temas como la amistad, el deber, el bien y el mal.

Se escribían y representaban tragedias, y comedias; sobreviven las comedias de Plauto y Terencio y algunas tragedias de Séneca, obras que han ejercido gran influencia sobre el teatro europeo.

Durante el período helenístico la retórica había sido uno de los estudios favoritos en las academias y los centros de enseñanza, pero cayó en lo artificial porque se la privó de la sinceridad y el vigor que comunica una vida política auténticamente libre.

En el fondo, a la literatura romana le preocupa tanto lo que no es cosa de razón, que ha recurrido a algo más que al argumento simple y escueto, es decir la retórica.

Además, la escuela de oratoria se encuentra en las asambleas políticas y en los tribunales. El estadista o el jurista, impresionado por la gravedad de su responsabilidad, sentía con razón que la presentación del caso y el lenguaje empleado debían ser apropiados. Por medio de la educación y del desarrollo de la tradición, la oratoria afectó en cierto grado la mayor parte de la literatura.

EL GENIO PRACTICO ROMANO

Los romanos demostraban su carácter específico y disfrutaban de manera especial con el gobierno de hombres y cosas. El romano amaba a su país y le gustaba poseer tierras y aceptar el reto que éstas le hacían. La tierra le proporcionaba la alegría de la propiedad y la satisfacción de hacerla producir.

El deseo primordial de Virgilio es conocer las leyes de la naturaleza y la forma en que se cumplen, el movimiento del sol, las estrellas y las mareas y, si esto no es posible lo que desea en segundo lugar es vivir con la naturaleza, con los arroyos, los bosques y los dioses del campo, ajeno a la política, al imperio y a los reinos que se elevan y caen, indiferente a las disputas de los tribunales, a las luchas por ambición, al aplauso del populacho y al destierro que espera al fracasado. Es la tierra la que ofrece una vida digna, la que sustenta al hijo y al nieto, la que aumenta las cosechas, los animales y los viñedos; he aquí una verdadera vida de familia, tradiciones de bondad e inocente alegría. Este fue el modo de vida en que fueron educados los viejos romanos, y por esto Roma llegó a ser lo más glorioso del mundo.

Italia carece de las glorias míticas de un pasado remoto; pero sus cosechas son abundantes, rebosan las viñas y los olivos, sus rebaños son numerosos.

El romano consideraba la vida orgánica de las ciudades como el instrumento principal de la civilización; pero no se olvida del campo, sus goces, su reto a la capacidad del trabajo y a las facultades administrativas, su papel esencial de madre de los hijos de una nación.

Siempre que los romanos fundaban una ciudad, la planeaban sobre trazos muy definidos. Por medio de un sencillo aparato con el cual el agrimensor determinaba un ángulo recto, se trazaban dos amplias calles que se cortaban perpendicularmente. Desde este cruce como punto de partida se marcaban parcelas rectangulares; a intervalos se trazaban calles de determinada anchura. Se suministraba a las ciudades una abundante provisión de agua que se transportaba por medio de canales subterráneos o de acueductos.

Los romanos edificaban con miras a la utilidad y a la duración.

En escultura, ornamentación, talla y pintura, los romanos dependían de artistas y artificies griegos y sirios, ya que tenían poco gusto original.

Se ha indicado a veces que los romanos no supieron aprovechar los descubrimientos de los griegos por falta de imaginación, de inteligencia o de interés.

Se considera a los romanos un pueblo práctico. Aunque utilizaban técnicos extranjeros, eran ellos los que sentaban las normas directrices, reservándose los trabajos de administración. Lo que proporcionaba mayor goce al romanos era el cultivo de la tierra, o la subyugación de la naturaleza rebelde. Aplicaron todos los medios prácticos para transformar los desiertos en tierras habitadas y cultivadas, para organizar recursos y elevar el nivel de vida. Todo esto requería una imaginación creadora, no menos que los descubrimientos teóricos.

LA ACTITUD ROMANA RESPECTO A LA RELIGION Y LA FILOSOFIA

El romano era incapaz de considerar la religión como algo independiente de la historia, y la historia era la historia de Roma. Para él, como individuo, tenía poco atractivo. Sentía que en cierto modo se hallaba dentro de un Estado que en alguna forma incomprensible estaba relacionado a su vez con los poderes divinos que regían su historia y su destino.

En las leyendas de los héroes romanos encontraba ejemplos de ciertas cualidades morales que obtenían una sanción más que humana porque aparecían e la historia, que se presentaba bajo la tutela divina.

Durante los últimos cien años de la República, la religión del Estado perdió parte de su influencia sobre el sentimiento romano. El aumento de riquezas y poder habían conducido un materialismo que en su primera manifestación podía prescindir de los dioses. La expansión del Imperio y la afluencia de extranjeros a Roma con motivo del movimiento comercial y de otras actividades en que Roma estaba ahora ocupada, habían llevado cultos extranjeros a Italia que se recibían con agrado, pues ofrecían un elemento efectivo del que carecía la religión romana, al mismo tiempo que exaltaban la importancia del individuo, y contenían estímulo y experiencias personales y, a veces, incluso un destino en un mundo futuro.

Con tanta firmeza había restaurado Augusto los cultos romanos, y tan a conciencia cumplieron con su deber los círculos senatoriales, a quienes él había confiado la custodia de la religión romana, que los dioses orientales, egipcios, sirios, y persas no lograron introducirse dentro de los límites sagrados de la ciudad sino hasta el siglo III d.c.

A los romanos les repugnaba la idea de atribuir divinidad a un hombre en vida; pero como hemos visto, la actitud que tenían hacia el pasado era de tal naturaleza que veneraban la memoria de los grandes hombres, que personificaban el destino de Roma y las cualidades morales que la habían hecho grande.

Debemos ver en el culto una expresión de lealtad hacia el principado, hacia el gobierno de Roma y hacia las ideas que Roma representaba. Se atribuía a la misión del Emperador ciertas "virtudes" tales como las que en la filosofía helénica hemos visto como atributos del gobernante. La virtud, la bondad, la justicia y un sentido religioso del deber son cualidades que se dan por sentadas.

La fusión de dioses y cultos fue consecuencia del desconcierto ante gran numero de cultos que había, de las afinidades patentes en ritual y en promesas para los fieles, y del anhelo de asegurarse el favor divino. Todos estos motivos y causas contribuyeron a crear una tendencia monoteísta, que fue reforzada con las ideas procedentes de las enseñanzas filosóficas que llegaban al pueblo.

Lucrecio, poeta de genio potente y original, se propuso interpretar el mundo, la vida y la conducta humana de acuerdo con las ideas del filósofo griego Epicuro.

La aspiración del hombre es la felicidad, aunque no la excesiva indulgencia en el placer, porque esto puede traer dolor; la meta es alcanzar la paz del cuerpo y del alma.

Con toda su pasión materialista Lucrecio protesta no tanto contra la religión como contra las formas de religión. No era contra los dioses, ni tampoco contra un concepto de la vida que admitiera sus maravillas y misterios contra lo que Lucrecio protestaba; lo que le sacaba de quicio era la sumisión voluntaria y la degradante esclavitud del hombre a burdas y terroríficas supersticiones que podían desaparecer con unos breves momentos de razonamiento sereno.

El fundador del estoicismo fue Zenón (350-250 a.c.) de Citio que vivió y enseñó en Atenas. El estoicismo se inspiró en la filosofía griega y estaba en contacto con las ideas filosóficas que emanaban del Oriente.

El estoicismo romano es una actitud hacía la vida basada en unas cuantas ideas fundamentales expresadas de diferentes maneras. No es precisamente una religión, aunque pueda adoptar una forma religiosa vehemente. No es un sistema filosófico, porque sus exponentes romanos dan poca importancia a este aspecto y expresan puntos de vista difícilmente reconciliables.

El estoicismo vacilaba en lo que se refiere a los problemas que pueden presentársele al hombre común tales como Dios, la inmortalidad, el libre albedrío y la muerte.

El estoicismo fracasó como respuesta al apremiante anhelo moral y religioso de los tiempos. Ofrecía un noble ideal, pero no una razón capaz de producir entusiasmo, ni tampoco un móvil de afecto o simpatía.

En la civilización grecorromana del Imperio había otras muchas filosofías que un hombre podía adoptar: la cínica, el neoplatonismo, variantes del platonismo, el escepticismo y mezclas de otras muchas.

CRISIS Y SALVACION: DIOCLECIANO Y CONSTANTINO

Los dos primeros siglos del imperio fueron, en general, siglos de desarrollo político pacífico, durante los cuales se llevó a cabo la romanización del Occidente. El siglo IV ofrece un cuadro muy extraño, pues el imperio de la anarquía y las turbias ambiciones del siglo III se habían transformado.

Durante los primeros siglos, Roma e Italia habían sido el centro desde el cual irradiaba la civilización romana. A medida que las provincias fueron apropiándose de esta civilización, adquirieron, desde muchos puntos de vista - económico, militar, intelectual e incluso político-mayor independencia. La nueva importancia de las provincias adquirida a expensas de Roma e Italia dio la medida del éxito de Roma, pero su éxito se fraguó con su propio desastre.

Los perjuicios económicos de la guerra civil, la anarquía, la disgregación, la devastación del campo y las ciudades causados por las hordas invasoras eran incalculables. Las ciudades de las provincias, florecientes en otros tiempos, apenas podían hacer frente a sus gastos. Los impuestos imperiales aumentaban; los miembros de las curias locales encontraban cada vez más abrumador el desempeño del cargo, pues los desembolsos que se les exigía eran cada vez mayores.

Sin embargo el Imperio como un todo se salvó milagrosamente gracias a los esfuerzos de dos grandes hombres. Pero para salvarse pagó un precio tan exorbitante que los historiadores se han preguntado a veces si no hubiera sido mejor que pereciese. Los dos hombres fueron Diocleciano y Constantino. Diocleciano, emperador de 284 a 305 d.c., nació en Iliria, era hijo de liberto. Constantino emperador de 306 a 337, fue también ilirio, hijo natural de Constantino y Helena.

Las medidas de Diocleciano, perfeccionadas por Constantino fueron : Regularizar y sistematizar los precedentes y tácticas de los años de tensión. Convirtieron las medidas de emergencia, dictadas por las necesidades urgentes de la crisis, en la estructura permanente del gobierno. Por tanto el Estado se convirtió en lo principal.

Para mantener al ejército, se convirtió al Estado en una vasta máquina administrativa destinada a crear impuestos.

Una de las tareas más urgentes de Diocleciano fue la reforma de la moneda corriente, con el fin de atajar la inflación. Su intento de fijar los precios topes de artículos y servicios guarda estrecha relación con esto.

Fija también los salarios de los trabajadores.

El impuesto principal se pagaba anualmente en especie. También había impuestos indirectos.

Pero era inútil imponer contribuciones si los impuestos excesivos obligaban a los hombres a abandonar el trabajo sobre el que recaían.

De esta manera el Imperio se sostuvo integro

EL CRISTIANISMO Y EL IMPERIO ROMANO.

Roma trató pacientemente de resolver el problema de los judíos y les otorgó todo género de concesiones. Lo único que roma exigía era que los judíos pagaran el tributo y vivieran en su territorio en paz con sus vecinos y con los extranjeros. Roma dejaba en libertad a sus súbditos en materia religiosa. Pero la tolerancia chocó con el nacionalismo y el fanatismo.

Durante unos treinta años el cristianismo disfrutó también de esta libertad, no porque la libertad se hubiera concedido de una manera consciente, sino porque ni el gobierno ni el pueblo distinguían entre el cristianismo y el judaísmo. Perseguidos por los judíos, los dirigentes cristianos pronto fueron arrojados de Jerusalén a las sinagogas de Samaria y Siria, donde los siguieron varios de sus perseguidores, entre ellos Saulo.

Pero si por entonces el gobierno de Roma no distinguía entre el judaísmo y el crstianismo, el pueblo no tardó en hacerlo pues comprendió que había surgido algo mas insolente y mas peligroso que el judaísmo. Hacía el año 64 d.c. la fecha de la persecución de Nerón, el gobierno se había al fin dado cuenta de esto, pues, según sus enemigos, el crstianismo mereció que se le prestara vigilancia oficial, ya que no satisfacía las condiciones en que Roma concedía la tolerancia.

En los siglos III y IV, la relación entre la Iglesia y el Estado sufrió cambios que estaban ligados a los vuelcos de circunstancias que ambos habían experimentado. La persecución se hacía por edicto general del Emperador y no por el ejercicio local de la iniciativa judicial.

 

 




 
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