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Apuntes: El ratoncito, el pajarillo y la salchicha
Contribución de Anonymous el Saturday, March 15 @ 19:59:01 EST

Cuentos Infantiles Cuentan que hace mucho, mucho tiempo, vivían en la misma casita una salchicha, un ratón y un pajarito. No se sabe a ciencia cierta cómo llegaron a tal situación, pero el caso es que los tres vivían felices compartiendo la morada y las tareas domésticas: el pajarito recogía leña para el hogar, la salchicha preparaba la comida y el ratón se encargaba de traer agua y poner la mesa.

Todo transcurría de forma placentera en la casita compartida hasta que el pajarito se encontró con otro de su especie y le habló de lo feliz que se encontraba. Pero el otro pájaro le tachó de tonto: - Lo que no entiendo es que puedas estar contento cuando eres el que hace la parte más dura del trabajo - Dijo con gran desprecio. - Después de todo, - añadió el pájaro - el ratón sólo debe acercarse al pozo y colocar después la vajilla sobre el mantel, y la salchicha ni siquiera tiene que salir de casa, sólo con bañarse en las patatas o las verduras, las deja saladas y sazonadas, pero tú, amigo mío...te llevas la peor parte! Y con este pensamiento llegó el pajarito a su casa después de haber estado recogiendo ramitas. Como todos los días, una suculenta comida esperaba en la mesa puesta. Pero a la mañana siguiente, el pajarillo se negó a ir a recoger la madera: - Distribuiremos las tareas al azar, pues no estoy dispuesto a ser siempre el haga de criado de los demás.

El ratón y la salchicha intentaron razonar con él, haciéndole ver que cada uno hacía aquello que resultaba más útil para todos, pero no lograron convencerle. Así pues echaron a suertes los deberes de cada uno. A la salchicha le tocó ir a buscar leña, el ratón se encargaría de la cocina y el pájaro quedaba obligado a traer agua del pozo. Pero las cosas no salieron como deberían: El pájaro volvió del pozo con el agua, y el ratón encendió el puchero y ambos se sentaron a esperar a la salchicha. Pero al cabo de un largo rato, pensando que quizá le hubiera pasado algo, el pájaro alzó el vuelo en su busca. A un par de aleteos de allí, el pajarito vio a un perro que había capturado y asesinado a la salchicha bajo la acusación de portar documentos comprometedores. Apenado y cabizbajo, el pajarito cargó la leña hasta la casita y una vez allí contó todo lo que había visto y oído a su compañero de piso. Ambos estaban abatidos y tristes, pero acordaron que no había más remedio que seguir adelante con sus vidas. Repartieron de nuevo las tareas y de esta forma, al día siguiente, el pajarito puso la mesa y salió a buscar agua al pozo mientras el ratón preparaba la comida. En el último hervor, el ratón quiso dar sabor a la comida como solía hacer la salchicha, pero al sumergirse en el caldero, se ahogó y no pudo volver a salir. Poco después volvió el pájaro con el cántaro lleno y se sorprendió al no ver a nadie cuidando el puchero. Enfadado porque el ratón hubiera abandonado sus responsabilidades, tiró la leña al suelo sin ningún cuidado y se dispuso a buscar al ratón dando grandes voces. Buscó detrás de la puerta y debajo de la cama. Buscó dentro del armario y detrás de las cortinas a la vez que gritaba. Tanto revolvió y tan alto gritaba que no se dió cuenta de que una de las ramitas había prendido en la hoguera y le estaba chamuscando las plumas. Y sólo cuando veía cómo la vida escapaba de su cuerpo, decidió que nadie condimentaba las comidas como la salchicha con la que había vivido largos años. Y también se dió cuenta de que nadie había traído agua y colocado los platos y los cubiertos sobre el mantel con tanta premura y cuidado como lo había hecho el ratón con el que había compartido su hogar durante aquel tiempo. Pero ahora...las ramitas que se negó a traer quemaban sus plumas.


 
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