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ACUARELA

LA ACUARELA EN ESPAÑA


La acuarela es un precioso recurso para los artistas, el cual les permite ejecutar ciertos trabajos que serían imposibles con los otros procedimientos. La misma necesidad les impone a los que la practican de sentar el color de primera intención, la hacen muy útil para los estudios por el natural.

Para fijar una impresión fugitiva o un efecto pasajero, y hasta para bosquejar una composición y estampar en el papel una primera idea, no hay procedimiento más cómodo y adecuado.

Mas no se crea por esto que la acuarela al uso antiguo, según la ejercitaron los miniaturistas y vidrieros de la Edad media, aquéllos para los libros, y éstos para los modelos de las figuras con que cubrían el ventanaje de los templos, ha quedado del todo proscrita; muy al contrario, a la acuarela se ejecutan hoy los cartones para hacer estos últimos trabajos, en los cuales no se buscan los mágicos efectos de los lienzos de Velazquez, de Rubens o de Murillo, sino las santas tradiciones del arte cristiano en las épocas de su mayor esplendor.

En nuestra España, país colorista por excelencia, no podía menos de progresar la acuarela moderna, esencialmente consagrada al culto de lo natural y real: el ejemplo de las producciones inglesas de este género ha cautivado a nuestros artistas, y los ha llevado hasta a adoptar las instituciones que en la Gran Bretaña contribuyeron a formar tantos sobresalientes cultivadores de esta especie de pintura.

Formose, pues, en Madrid una asociación de acuarelistas, que comenzando modestamente, allá por el año 1873, en una reducida habitación que había servido de estudio al célebre Palmaroli, en la calle de San Agustín, donde no había más que dos piezas, una para vestuario del modelo natural, y otra para estudio de doce a catorce jóvenes pintores, fraternalmente congregados todas las noches con el lazo común de un vehemente amor al arte, ha alcanzado ya a la fecha en que esto escribimos una fama sólidamente cimentada en las bellas producciones que de ella emanan y que el público admira en las numerosas exposiciones que celebra.

Antes, hacia el año 67, se había fundado en Barcelona, por un reducido grupo de artistas, una clase de acuarela en el local de la sociedad El Gavilán; al disolverse ésta, trasladóse al Fomento de la Producción Nacional, para instalarse después, constituyendo una sociedad oficialmente autorizada, en la plaza de la Catedral con el nombre de Centro de Acuarelistas.

La concurrencia a sus clases de desnudo y acuarela, y la exposición de Bellas artes que organizó en 1875, prueban la utilidad de este Centro, única corporación artística particular que existe en la ciudad.


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