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ACADEMIA

ACADEMIA ANTIGUA, MEDIA Y MODERNA


En la academia antigua, Espeusipo se consagra más a la erudición y al pensamiento propio, señalando conexiones a veces artificiales entre las ciencias más distintas entre sí y proponiéndose, quizá con más audacia que aptitud, constituir una historia natural sistemática, merced a su hipótesis de las semejanzas y diferencias. Desvíos parciales, aunque significativos, de la enseñanza platónica se notan en Espeusipo, tenido erróneamente por el más fiel de los discípulos de Platón, en sus reminiscencias pitagóricas y en algunas argucias, a que era inclinado, sobre la sensación y la unidad del ser. Más se acentúan aún las fórmulas pitagóricas en Xenócrates, que pretendía reducir las ideas filosóficas a razonamientos matemáticos. Los pensadores de la antigua academia, hambrientos sentados a la mesa del sabio, sin satisfacer su apetito con estos malogrados ensayos, revelan un sistema, el de la debilidad de la fuerza productora de su inteligencia y a la vez el comienzo de la erudición en filosofía (sin exceptuar a Polemón y Crautor).

En la segunda, o sea la academia media, cuyo jefe es Arcesilao, hallamos ya una mayor divergencia de la enseñanza platónica. Condensa toda su doctrina Arcesilao, repitiendo el aforismo de Sócrates: “solo sé que no sé nada” y añadiendo “y aun esto no lo se de una manera cierta”. La teoría de lo verosimil y de lo probable es ya completamente contradictoria del dogmatismo platónico. Arcesilao, con amor a la filosofía y con marcada preferencia a Platón, es el fundador del probabilismo con tendencias escépticas. No citan las más antiguas autoridades obra alguna de Arcesilao y apenas si existen datos más concretos acerca del núcleo de su doctrina que los que dejamos trascritos de Cicerón.

Se personifica la tercera academia, la moderna, en Carneades, que reproduce y exagera el sentido escéptico de Arcesilao y recuerda los antiguos sofistas hasta el punto que se refiere que, durante su estancia en Roma, pronunció dos discursos, uno en pro y otro en contra do la justicia. En progresivo desacuerdo de la doctrina platónica y en combate continuo contra los estoicos, llegó Carneades a extremar el probabilismo de Arcesilao, sin que por otra parte pudiera él mismo librarse de la eterna contradicción que le prestaba contrastes inagotables para su buen decir.

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