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ABONO

TEORÍA DE LA APLICACIÓN DE LOS ABONOS AGRÍCOLAS


Desde muy antiguo fue conocida la importancia de los abonos para el mejor y más completo desarrollo de los vegetales. Sin embargo, puede asegurarse que, hasta casi mediado el presente siglo, no han sido estudiadas con el detenimiento necesario y la conveniente atención las condiciones de los abonos y la manera de utilizarlos.

Saussure y Boussingault primero, y poco después Georges Ville iniciaron sobre esta materia interesantísima trabajos muy estimables con los que descubrieron nuevos horizontes y abrieron anchos caminos a las investigaciones de los que se dedican al estado teórico y práctico de la Agricultura. Después, los trabajos de Liebig, Lawes, Gibert, Mayer, Muntz, Schleesing y otros han desarrollado por completo el estudio de los abonos, dejando perfectamente sentada su teoría y determinando los fundamentos y detalles de su aplicación.

Las plantas están compuestas de varios elementos, que al arder, forman dos clases de combinaciones, unas volátiles y que por lo tanto se pierden en la atmósfera, y otras fijas que quedan constituyendo lo que se llama las cenizas. Constituyen la parte volátil compuestos oxidados de carbono (óxido de carbono y ácido carbónico), hidrógeno (agua), y nitrógeno (vapores nitrosos, nitrógeno libre) y en algún caso de azufre (ácido sulfuroso). Constituyen la parte fija, que forma lo que se llama cenizas de los vegetales, compuestos formados de potasa, cal, magnesia, óxido de hierro, alúmina, sosa muchas veces y ácido sulfúrico, silícico, fosfórico, carbónico, cloro, etc. Todos estos cuerpos constituyen los elementos materias minerales que entran en la organización vegetal.

Resulta, pues, que en la composición de la planta entran elementos que se suelen llamar organógenos: tales son el carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno..., y elementos mineralizadores como el potasio, sodio, calcio, magnesio, hierro, aluminio, azufre, fósforo, cloro, silicio...; siendo de advertir que tanto estos elementos como los otros no están formando en el organismo vegetal los compuestos sencillos que se encuentran después de la combustión de las plantas, sino combinaciones mucho más complejas en que entran de consumo tanto los elementos organógenos como los mineralizadores, sin que en la economía vegetal haya esa distinción relativamente artificial, que hacen el químico y el agrónomo de los elementos que forman la planta.

Esta, pues, necesita indefectiblemente para subsistir y desarrollarse todos los elementos que el análisis ha encontrado en su composición y que quedan enumerados; y como la organización vegetal no puede crear dichos elementos, la planta tiene que tomar los de fuera, a saber: de la tierra por medio de las raíces, o de la atmósfera, por las hojas y demás partes tiernas del vegetal. V. ALIMENTACIÓN DE LAS PLANTAS.

2014 - Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano Siglo XIX. Aviso Legal