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ABANICO

EL ABANICO EN LA LITURGIA CRISTIANA


La importancia del abanico se ha extendido hasta la liturgia cristiana. Ye hemos visto a los egipcios y a las sacerdotisas de Grecia y Roma con sus penachos de pluma y sus miosobas, psigmas, muscarios y flabelos, defendiendo las ofrendas sagradas y ahuyentando de ellas a los insectos voladores. Pues también en las Iglesias griega y romana hubo sacerdotes ocupados en defender las sagradas especies de la Eucaristía, agitando continuamente el aire por medio de flabelos hechos con plumas de pavo real. San Atanasio fue flabelífero, y en una antigua patena encontrada en las Catacumbas de Roma se ve grabado un flabelo de esta clase y destinado a este uso. Uno ha llegado hasta nosotros, que representa un querubín con seis alas.

Todavía cuando el papa es conducido en su silla portátil en ciertas procesiones y actos pontificales, dos camareros secretos de Su Santidad van a derecha e izquierda agitando cada uno un flabelo.

El ripis se halla mencionada como un adherente litúrgico en las Constituciones apostólicas, viii, 12, donde se explica que entre el ofertorio y la comunión estarán dos diáconos de pie junto el altar con abanicos de lienzo, de piel delgada o de plumas de pavo real para espantar los insectos y preservar de ellos los vasos sagrados. En las liturgias de San Basilio y de San Crisóstomo se hace mención del uso de estos aireadores durante la consagración. Escritores antiguos hablan del santo y del místico abanico considerándolo como una de las insignias o distintivos del oficio de diácono. En las reglas de San Benigno do Dijón y en el ceremonial dominicano se nombra al abanico. Pero es de notar que no se hace mención de él en las Ordines antiguas romanas. Créese que en la Iglesia de Occidente no estaba reservado sólo a los diáconos el uso del flabelo; el cual, definitivamente cayó en desuso durante los Oficios divinos después del siglo xiv, en el Occidente católico; si bien se conserva en algunos templos de Italia, no sólo en las procesiones, sino también en el altar.

Todavía la Iglesia griega da a los diáconos un abanico para que ahuyenten las moscas que puedan incomodar al oficiante que dice la misa. También en le Iglesia armenia se usa el flabelo con tal fin. En algunas festividades, pero especialmente en la llamada Festa di Cattedra, el Papa se presenta acompañado de dos flabelíferos, cada uno de los cuales lleva en alto un abanico de plumas con mango de marfil, aunque sin abanicar.

2014 - Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano Siglo XIX. Aviso Legal